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Para todo tipo de pieles incluso las más sensibles

FILTROS SOLARES FÍSICOS, QUÍMICOS, MIXTOS Y BIOLÓGICOS, ¿CONOCES LA DIFERENCIA?

Filtros químicos, físicos y ahora biológicos. Confundirlos es algo de lo más habitual por eso vamos a explicarte en este post la diferencias para que puedas elegir el que mejor se adapte a tus necesidades.

Por fin la protección solar ha adquirido la importancia que debería.

En los últimos años los investigadores han definido los siete factores que afectan al envejecimiento de la piel y el primero en la lista es la radiación solar. Le siguen muy de cerca la contaminación, la alimentación, el uso de cosmética «no buena», el estrés, la falta de sueño y por supuesto, el tabaco.

Estos siete factores activan marcadores moleculares específicos, los cuales son capaces de alterar la expresión del gen y modificarlo. Estos siete factores son los culpables de la aparición de las arrugas, las líneas de expresión, las manchas manchas, etc, Y es a diferencia de lo que se pensaba hasta hace tan solo unos años,  los factores externos son los culpables nada más y nada menos del 80% del envejecimiento de nuestra piel. El otro 20% está predeterminado por nuestro ADN. Así que dejemos de echar la culpa a nuestros ancestros y pongámonos manos a la obra, ya que ahora es más fácil poner solución al envejecimiento precoz.

Como la radiación solar es uno de los principales causantes del envejecimiento de nuestra piel, elegir el fotoprotector idóneo es fundamental proteger y cuidar nuestra piel, y como no, también la de nuestra familia.

Conocemos la existencia de filtros físicos y químicos, incluso orgánicos, pero a no ser que seas un experto, diferenciarlos y saber cuál es más recomendable para cada tipo de piel puede resultar algo confuso. Entre sus principales diferencias están su composición y su acción sobre la piel. Te lo contamos y cualquier duda nos puedes escribir a:  comunicación@lov2bcosmetica.com

 

Filtros físicos o minerales ¿qué son y cómo funcionan?

Estos filtros solares están compuestos por partículas sólidas, insolubles, de origen mineral como el dióxido de titanio o los óxidos de zinc. Actúan sobre la piel creando una barrera que impide que los rayos solares penetren en ella. El filtro físico logra el efecto rebote. Gracias a esta función de escudo, poseen un amplio espectro de protección, además de ser fotoestable (soporta la exposición a la luz sin sufrir efectos adversos, es decir, nos garantiza que el SPF50 mantenga su factor de protección a pesar de estar expuesto al sol).

Entre sus ventajas destaca su persistencia como su baja probabilidad de generar alergias o sensibilidad de la piel.

Es decir, este tipo de filtros resisten más tiempo; sin embargo, su textura densa y el acabado blanquecino que dejan sobre la piel hacen que, a nivel de uso y sensorialidad, no estén entre los preferidos de la gente, sin embargo son más saludables que los químicos.

Los filtros físicos o minerales se suelen recomendar en niños menores de dos años, así como en pieles muy sensibles, con alergia a filtros químicos, dermatosis fotosensibles o en regiones en las que exista una falta de epitelización.

 

Filtros químicos ¿qué son y cómo funcionan?

La protección solar química es una categoría que utiliza ingredientes activos para absorber los rayos de sol, convertirlos en calor, y ese calor liberarlo a través de la piel. Por lo tanto, su forma de bloquear los rayos UV es diferente -aunque igual de eficaz- que la de los filtros físicos.

Normalmente suelen utilizar ingredientes como estos: oxibenzona, avobenzona, octisalato, octocrileno, homosalato u octinoxato, aunque cada vez se descubren nuevos compuestos bloqueadores.

Estos filtros creados sintéticamente tienden a ser más ligeros, más transparentes (algunos son completamente transparentes) y, en general, son los más populares por la sensación que dejan. Dicho esto, los filtros químicos están siendo cada vez más cuestionados.

Para empezar, los compuestos de la mayoría de los protectores solares químicos pueden irritar bastante la piel sensible o propensa al acné además de los ojos, por su facilidad para penetrar.

También está demostrado que los filtros químicos tienen efectos mediambientales adversos.  

Y aunque queda más investigación por hacer, algunos de los ingredientes activos más comunes en los protectores solares químicos -oxibenzona, avobenzona y homosalato- han sido señalados por el EWG como disruptores hormonales. El reciente informe sobre protectores solares de la organización cita cuatro estudios distintos realizados en 2020 que demuestran que la oxibenzona puede actuar como disruptor endocrino y aumentar el riesgo de cáncer de mama y endometriosis.

 

Filtros biológicos  ¿qué son y cómo funcionan?

Los filtros biológicos son sustancias antioxidantes que evitan la formación de radicales libres.

Se ha comprobado que su incorporación a los fotoprotectores aumenta la eficacia de estos mejorando la protección antioxidante natural de la piel y ayuda a reparar el daño solar.

Además, protege, neutraliza y repara. La incorporación de los filtros biológicos aumenta la eficacia de los fotoprotectores. Su capacidad reparadora y antioxidante consigue contrarrestar el daño solar que no cubren los otros filtros. Son los idóneos par acompañar a los tratamientos LOV2B.

 

Filtros mixtos

Se trata de la combinación de filtros químicos y físicos para ampliar su protección. Algunos de estos fotoprotectores incluyen también antioxidantes para actuar frente al envejecimiento de la piel.

La protección solar es clave para retrasar la aparición de los signos de la edad, por ello cualquier fotoprotector cumple con esa función de evitar el daño de la piel. Si se quiere un poder antiedad más pronunciado, se puede recurrir a protectores que incluyen antioxidantes, algo más habitual en los filtros químicos que en los físicos.

Pero si se quiere proteger del UVA es necesario añadir también un físico.

 

Es importante a la hora de comprar un fotoprotector debemos de tener en cuenta;

  • El tipo de filtro solar que se detallará en la etiqueta de los componentes.
  • Ten en cuenta la fotoestabilidad, la garantía científicamente demostrada de que el producto conserva el factor de protección en su práctica totalidad durante las 2 horas hasta la siguiente aplicación.
  • Nuestro fototipo condicionará el espectro de protección, es decir el SPF. Las pieles más claras y que se irriten o se quemen con facilidad deberán recurrir a un SPF más alto, superior a 30. Conviene recordar que factor de protección más alto es el 50+, así que no te dejes llevar por la publicidad engañosa.
  • El fototipo no está relacionado con el tipo de filtro, así que no debería ser un condicionante, a no ser que tengas alguna patología como alergia a algún tipo de filtro.
  • Los niños menores de 2 años deben utilizar un filtro mineral o físico que no sea absorbido por su organismo.

 

Dicho esto, recordar que el “mejor” protector solar es el que realmente se usa.

Es importante elegir una fórmula que se adapte a las necesidades específicas de tu piel y a tu estilo de vida.

Si te preocupan los brotes de acné relacionados con la protección solar, busca en la etiqueta aquellos filtros solares que no contengan aceites o sean «no comedogénicos».

El protector solar es un producto que hay que usar a diario, la seguridad siempre es lo primero; y en LOV2B nos decantamos por los filtros solares minerales o los biológicos que por el momento son los más seguros y los más sostenibles. Pero eso sí, recomendamos que no se incluyan en una crema de tratamiento, mejor siempre por separado. Primero nos aplicamos la crema de tratamiento para que la piel la absorba bien y posteriormente la crema solar. Recuerda que la única función de un filtro solar es protegernos del sol y hacer de pantalla protectora no penetrar en nuestra piel, es como un paraguas.

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